Mons. Rogelio Cabrera López, visitó a personas que viven en los alrededores del Río Pesquería, de las cuales muchas de ellas trabajan recolectando basura con carretones.
El Arzobispo, manifestó la alegría de encontrarse con la comunidad.
“A veces las cosas que no preparamos tanto, salen mejor, apenas el martes me invitaron a este lugar que se visita de modo regular y yo mismo les propuse venir”.
Durante la Santa Misa, el Arzobispo invitó a vivir la alegría Cristiana.
“Hoy y mañana en todas partes se escuchará este relato de las bodas de Cana, Jesús que asiste a una fiesta, hay mucha alegría, ver que se aman y cuando deciden unirse y hacer boda es motivo de inmensa alegría”.
“Pero la alegría humana tiene un límite, Cristo ha venido para que la alegría perduré, por eso hizo un milagro”.
“El quiere una alegría que se parezca a la alegría del cielo, convirtió el agua en vino, lo humano puede ser divino”.
CADA UNO TIENE DIFERENTES CARISMAS
“A veces no nos valoramos a nosotros mismos, hoy decía Pablo, que cada uno tiene un carisma que hay que saber reconocer”, señaló Mons. Rogelio.
“Todos somos buenos para algo. Hay alguna señora que es buena para conversar, otra es caritativa, otros son capaces de reconciliar gente, otros ayudan cuando están enfermos; todo eso son dones de Dios”.
Cada uno piense cuál es su cualidad.
“Hoy dice el apóstol San Pablo que todo eso lo regala el Espíritu Santo, a veces uno se menosprecia pero todos tenemos un lado bueno”.
Normalmente la gente nos dice las cosas negativas, eso nos hace daño, muchas personas llegan a la edad adulta convencidas de que no sirven para nada”.
Eso es mentira, todos tenemos una cualidad que hay que poner al servicio de los demás.
“Si uno no se ama a sí mismo, no puede amar a nadie, uno debe valorarse y a la vez, valorar a los demás”.
Finalmente, añadió: “Que siempre tengamos una mirada misericordiosa de nosotros mismos y de las demás personas”.
