Ciudad del Vaticano (www.pastoralsiglo21.org) 1 de enero del 2019.- En la homilía de la fiesta de Santa María Virgen, el Papa Francisco pidió a todos dejarse tomar de la mano de María, mirar por ella, abrazar por ella, porque la Virgen es el remedio de la soledad y la disgregación.
El Papa recordó que las madres toman de la mano a los hijos y los introducen en la vida con amor. Pero cuántos hijos hoy van por su propia cuenta, pierden el rumbo, se creen fuertes y se extravían, se creen libres y se vuelven esclavos.
“En ocasiones, mostrarse malvados parece incluso signo de fortaleza. Pero es solo debilidad. Necesitamos aprender de las madres que el heroísmo está en darse, la fortaleza en ser misericordiosos, la sabiduría en la mansedumbre”.
Su mirada materna nos ayuda, dijo el Pontífice, a sabernos hijos amados en el pueblo creyente de Dios y a amarnos entre nosotros, más allá de los límites y de las orientaciones de cada uno.
La Virgen nos arraiga en la Iglesia, donde la unidad cuenta más que la diversidad, y nos exhorta a cuidar los unos de los otros.
“María es el remedio a la soledad y a la disgregación. Es la Madre de la consolación, que consuela porque permanece con quien está solo. Ella sabe que para consolar no son suficientes las palabras, se necesita la presencia, y ella está presente como madre. Permitámosle abrazar nuestra vida”.