La Iglesia de Monterrey se alegra con la reciente ordenación al diaconado de Sergio Iván Aguirre Campos, quien recibió este orden por manos de Mons. Rogelio Cabrera López, el pasado 22 de diciembre, en la capilla San Marcos Evangelista en la col. Croc en Monterrey, perteneciente a la comunidad San Rafael Arcángel, en donde Sergio brinda su apostolado.
“Jesús se hizo esclavo, el último de todos y eso quiere decir diácono: esclavo. Sometido a la caridad, su patrón es el pobre, Él no es el dueño de sí mismo”.
Al ordenarse diáconos reciben por parte del Espíritu Santo una fuerza que les ayudará a brindar un servicio al Obispo y a la comunidad en general; este servicio lo ofrecen en tres pilares fundamentales para la Iglesia, la predicación y el anuncio del Evangelio, el servicio en la liturgia y el apoyo y la atención a los más pobres y necesitados.
Por ello, el Arzobispo de Monterrey al compartir la homilía de la celebración eucarística en la ordenación del diácono Sergio mencionó la importancia de poner amor a su servicio y el llamado que le hace el Señor de vivir la caridad:
“El Señor te invita a vivir Sergio este misterio de la Iglesia, que no es otro que el misterio de Cristo que se hizo pobre por nosotros para enriquecernos con su pobreza; esa es María, esa es la Iglesia y así tiene que ser el ministerio ordenado”.
“El Señor te llama a ser servidor a seguir esta pedagogía de la Iglesia de anonadarse de aprender a obedecer a Dios, a la Iglesia y desde luego a tratar siempre con respeto y dignidad a los más pobres, a los que no son tomados en cuenta, a los que se excluye por cualquier razón”.
Por su parte, el ahora diácono Sergio Aguirre, emitió su primer mensaje al pueblo, agradeciendo a Dios, a los Obispos y presbíteros presentes, a sus padres, a su familia y amigos que lo han acompañado en este proceso vocacional:
“Primero que nada quiero dar gracias a Dios por el don del diaconado, por el don de la vida y de la vocación”.
“Quisiera encomendarme a ustedes a su oración, para poder ser un buen diácono y si Dios lo permite un buen sacerdote. Que ustedes sepan que siempre pueden contar conmigo y en los que yo les pueda ayudar estoy para servirles, muchas gracias por estar aquí presentes”.
El Arzobispo de Monterrey le ha permitido al diácono Sergio continuar su apostolado en la comunidad de San Rafael Arcángel.
Agradecemos a Dios las vocaciones y nos unimos en oración por los seminaristas, diáconos, el presbiterio y los Obispos de la Iglesia de Monterrey, pidiendo que sean muchos y muy santos sacerdotes.