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UN LENGUAJE CON COMPASIÓN

El grito emblemático en los últimos años de apoyo a la Selección Mexicana de Futbol por parte de sus seguidores ya cobró su primera factura: se realizarán dos partidos a puerta cerrada. Mientras los anteriores litigios se resolvieron cubriendo multas económicas, ahora la FIFA ha decidido aumentar su sanción, incluso peligran la participación en el Mundial en Qatar 2022 y ser país sede en 2026 en conjunto con Estados Unidos y Canadá.

Es curioso cómo el uso de “malas palabras” – lenguaje soez, obsceno, vulgar, impropio – se ha ido tolerando en la sociedad, después permitiendo, hasta llegar al punto de normalizarlo. 

Poco a poco fueron apareciendo canciones empleando este modo inusual de comunicación en las transmisiones abiertas, las autoridades responsables incluso mantenían restricciones para evitar “agredir” el oído de los más delicados y castos, recuerdo You’re Beautiful (2004) del británico James Blunt que fue modificada en una palabra en su versión para radio. De la misma forma, en películas o programas de televisión abierta aparecía el famoso “bip” haciendo presente al “censor” moral en los hogares mexicanos, al menos en horarios hasta antes de las diez de la noche, incluso en entrevistas a personalidades del espectáculo y de la política algunas veces se escuchaba un breve bip, otras pocas un bip continuo cual alarma de central de emergencias. El programa Otro rollo (1999) de Adal Ramones es el que mejor recuerdo en sistema abierto mostrarse permisivo con lenguaje poco común en esos tiempos en los medios de comunicación. Estos dos ejemplos no fueron los primeros ni los únicos y mejores para referir el tema, los menciono porque están a poco más o menos de 20 años de nuestro hoy. Lentamente, pero de manera continua, fueron desapareciendo estas medidas, basta escuchar las interpretaciones de algunos de los “cantantes” ganadores de premios en venta o descarga de música, y no son pocos los programas mexicanos con mayor rating que emplean de manera normalizada lenguaje de este tipo.

Tal vez sin darnos cuenta en nuestra vida diaria fue ocurriendo lo mismo, fuimos normalizando este lenguaje en el hogar, el trabajo, la escuela, los grupos de Iglesia, etc. simplemente porque “todos lo hacen”, es “lo de hoy”, para ser “primermundistas”, terminando con leyes morales consideradas anticuadas.

El lenguaje es un ente vivo en constante cambio, genera nuevas formas y va reconstruyéndose, incluso matando aquello que cae en el desuso. Una palabra puede contener múltiples realidades-significados o resignificados, puede permanecer tan viva y vigente por tanto tiempo en cuanto el ser humano reconozca su existencia, el ser humano se concibe “ser con lenguaje”, con capacidad de interpretar su realidad y modificarla, de “leerla”, comprenderla y dirigirla o re-dirigirla si va por un camino distinto al deseado.

Llama la atención el proceder de la FIFA ante el Tri nacional, tras casi catorce sanciones por la reincidencia de la afición con su grito de apoyo para el conjunto mexicano, y de mofa al oponente, tal parece la pena impuesta no tiene como primera opción el valor del lenguaje apropiado y civilizado en nuestros ámbitos sociales, reconozco sería ilusorio en el deporte tratar de calmar la pasión de los asistentes modulando su lenguaje, así, la justificación para la penalización del conjunto mexicano de balompié es la carga de desprecio que conlleva esa palabra al relacionarse con una actitud de intolerancia y desprecio hacia un grupo específico de la sociedad.

Es curioso que la permisividad del lenguaje en la sociedad mexicana en estos 20 años venga a ser frenada y sancionada por una entidad internacional de futbol soccer, tal vez al estar tan absortos y cegados en nuestra realidad social, con las ocupaciones y preocupaciones del día a día, hemos normalizado muchas palabras que en otro momento eran de uso más restringido, me parece increíble, casi kafkiano, obligar eliminar una palabra de desprecio y ofensa teniendo como motivador principal mantener la ilusión como país de levantar la Copa Mundial o ser sede de ella, considero que podríamos tomar este hecho para cuestionarnos como sociedad el uso que estamos dando a nuestro lenguaje, la fuerza que poseen las palabras y la riqueza cultural contenida en ellas.

Sería deseable que la sanción de la FIFA nos moviera a aspirar a bienes mayores buscando permear en la sociedad el amor y la compasión por el prójimo expresado por el lenguaje y las acciones en toda circunstancia y momento ¿Será que nos deben dar donde más nos duele para comenzar el cambio? La realidad no consiste en elegir entre lo blanco y lo negro, siempre hay una variedad de tonos para tomar la mejor decisión.

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