Hace poco más de tres décadas, por iniciativa del entonces Arzobispo, Don Adolfo Suárez Rivera -nombrado Cardenal por Juan Pablo II en 1994- y del P. Miguel Alanís Cantú, se empezó a escuchar en las reuniones de presbiterio, en las de zona pastoral y decanatos, en conversaciones informales entre sacerdotes y laicos, que tendríamos un periódico diocesano.
En el pasado ya se contaba con boletines eclesiásticos, comunicados oficiales y hasta folletos anónimos, escritos gracias al ingenio de algunos protagonistas de la vida eclesial regiomontana. Pero se necesitaba un medio de comunicación al mismo tiempo ágil y sólido, capaz de ser la voz de su pastor pero también de los fieles.
Después de muchas investigaciones, sondeos de mercado, propuestas que no prosperaron, a cargo de diferentes equipos integrados por especialistas en medios de comunicación, en 1992 vio la luz “Proyección 2000”, periódico mensual que contenía lo mismo artículos de opinión que reportajes sobre las actividades pastorales y fiestas patronales de las parroquias. El título ya indicaba la pretensión de este instrumento mensual: proyectarnos para la llegada del nuevo milenio, con la andanada de innovaciones que ya aparecían y muchas más que se prometían. El periódico quería ser ese instrumento de evangelización acorde a los tiempos que se vivían.
Se publicó de manera ininterrumpida durante 10 años hasta que nació “Pastoral Siglo XXI” en el 2002, al concluir el Primer Sínodo de la Arquidiócesis. Los cambios previstos se sucedieron de manera vertiginosa con el arribo del nuevo siglo, y el periódico necesitaba adaptarse, sin perder la continuidad con su carisma original, al camino época que se vivía. Así ha sido, y hoy se han incorporado todo tipo de herramientas cibernéticas que le han hecho posible llegar a más y muy variados auditorios, con los que se mantiene una interacción constante. Impreso o digital, a través de las diferentes redes sociales, “Pastoral Siglo XXI” es ya un referente en la evangelización de nuestra Arquidiócesis.
Muchas felicidades por este camino recorrido. Muchas gracias a Mons. Adolfo Antonio Suárez Rivera, a Mons. José Francisco Robles Ortega y a Mons. Rogelio Cabrera López por su apoyo a lo largo de estas tres décadas, y a quienes de una manera u otra han colaborado para que tengamos este medio de comunicación tan valioso.
