Este pasado domingo 26 de junio, se llevó a cabo la celebración de la Santa Misa, presidida por el Arzobispo de Monterrey con motivo de la clausura del Encuentro Mundial de las familias, celebrado en Roma.
“Hemos querido en esta Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, unirnos a toda la Iglesia Universal que ha celebrado el Encuentro Mundial de las Familias, aunque la representación de México en Roma fue solo de 40 matrimonios, nos sentimos muy bien representados, también estuvo al frente de la delegación nuestro Obispo Auxiliar Monseñor Alfonso Miranda”, señaló el Arzobispo.
Mons. Rogelio señaló durante la homilía cuál es el camino que nos llama a seguir Jesús.
“Estimadas familias y matrimonios acompañar a Jesús, ser sus discípulos es cargar la cruz, pero la cruz no es la de la ignominia, no es la de la destrucción, si no la cruz que renace en la vida es la del amor, cruz igual amor, el que quiera seguirme que ame, esa es la cruz”.
El también Presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, invitó a no confundir lo que implica el verdadero amor.
“Siendo el amor una experiencia, la más bella que puede tener un ser humano, tenemos que hacer un aprendizaje del amor, porque el ser humano a veces se confunde y cree que ama y está destruyendo, está haciendo daño, porque hay siempre un desorden egoísta, el egoísmo nos hace tener nuestra propia versión del amor, y hasta alguien puede pensar que golpeando está amando, dirá Jesús unas palabras muy fuertes, incluso alguien que mata puede pensar que le rinde culto a Dios, qué cosa tan contradictoria la cruz, es amar y el amor es exigente, y ustedes lo saben, el que ama tiene que perder, tiene que darle el lugar al otro, tiene que morir cada día, amar al prójimo como a uno mismo”.
Finalmente, Mons. Cabrera invitó: “No olviden el lema de este encuentro 10º Encuentro Mundial de las familias, <<el amor familiar, vocación y camino de santidad>>”.
Lic. En Comunicación y Desarrollo Organizacional Maestro en Métodos Alternos en Solución de Conflictos.