¿Qué sabe usted de los ángeles? Es una pregunta que puede tener varias respuestas, dependiendo de lo que se entienda por “los ángeles”. Alguno pudiera pensar, por ejemplo, en el nombre del segundo periódico con mayor distribución en los Estados Unidos, “Los Ángeles Times”. Desde luego, los lectores y conocedores de este diario, no ignoran que su nombre hace referencia a la ciudad donde éste se produce y circula, principalmente.
En efecto, “Los Ángeles” es la ciudad más poblada del estado de California y su nombre de fundación (1781) evoca la capilla de la porciúncula “Nuestra Señora de los Ángeles”, en Italia, donde san Francisco fundó la orden de los Frailes menores. Mucho tiempo después, serían precisamente los franciscanos, entre ellos, Junípero Serra, los que establecerían diversas misiones en el estado californiano. No extraña por ello que los misioneros, recurriendo al vocabulario y santoral católico, hayan influido en el nombre con el que, en la actualidad, conocemos a varias ciudades del mencionado estado, empezando por la capital, Sacramento, y siguiendo con los mismos “Ángeles”, luego san Rafael, san Gabriel, san Francisco, san Bernardino, san Diego, santa Clara, santa Mónica, santa Rosa y santa Bárbara.
Actualmente, en “Los Ángeles” se concentra la mitad de la población latina de todo el estado, a la vez que la mayor parte de los inmigrantes indocumentados en Estados Unidos, después de New York y Houston. Además, estas tres entidades federativas son consideradas ciudades santuario porque se dice que, en ellas, las políticas migratorias están restringidas. De hecho, el concepto de “ciudades santuario” se remonta a los años ochenta, cuando la policía de “Los Ángeles” habría determinado no explorar habitualmente, en sus intervenciones, el estatus migratorio de las personas.
El presunto refugio y protección que da a los inmigrantes una “ciudad santuario” como “Los Ángeles” puede hacernos pensar también en los llamados “ángeles custodios” o de “la guarda” que la liturgia católica celebra el 2 de octubre. Pero además de esta memoria, el día 29 del presente mes de septiembre corresponde, en el santoral católico, a la fiesta de los santos arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael. Sin duda, éstos son los ángeles a los que alude la mencionada ciudad estadounidense, como también a ellos se refiere la ciudad mexicana de Puebla, llamada igualmente “de los Ángeles.”
Pero, entonces, qué sabemos de los “ángeles” que, en cuanto palabra, han dado nombre al periódico y a las ciudades mencionadas. Sería insuficiente decir que los ángeles son simplemente esas entidades personificados como seres voladores con cuerpo de niños regordetes o de jóvenes con finos rasgos. Ciertamente, la anterior descripción coincide con los “ángeles” de la iconografía cristiana. Sin embargo, cabe decir que también la escultura y la pintura de las antiguas civilizaciones tienen representaciones de seres alados como el “lammasu” de la mitología sumeria o el más conocido “cupido” de la mitología griega.
Por tanto, más allá de las características “alas” que simbolizan la pertenencia de estos seres a la esfera celestial, el “ángel” es efectivamente, en la tradición bíblica, como lo sostiene san Agustín, un “nombre”, pero no de una ciudad o un texto periódico, sino de una “función” personal, y tal función es la de ser “mensajero” (“malek”, en hebreo) de Dios. En este sentido, “Gabriel” es el que mejor ejemplifica esta encomienda divina, pero en cuanto nombre propio, como el de Miguel, Rafael y Gabriel (únicos nombres mencionados por la Biblia), indica, además su carácter individual y personal.
Según la doctrina católica, los ángeles son seres individuales, aunque no posean, como los humanos, el cuerpo con el que se les suele representar y, además, son tan personas, como nosotros, porque tienen una inteligencia para conocer la verdad y una voluntad para elegir libremente el bien. Por eso, llamamos propiamente “ángeles” a aquellas personas espirituales que, habiendo conocido a Dios como el verdadero y supremo bien, han decidido libremente vivir para glorificarlo como tal y servirlo en todo. Por ello, su razón de ser consiste en cumplir la misión de anunciar (Gabriel), a la creatura humana, el plan de salvación, además de custodiarla en la lucha (Miguel) por establecer el reinado del amor divino y de curarla (Rafael) de las heridas, provocadas en este santo combate.
Si invocamos a los ángeles como santos, entonces debemos también tenerles como modelo para mantenernos en la lucha por defender la noble verdad de que toda persona, aún inmigrante en otro país, en cuanto ser inteligente, merece respeto, y en cuanto individuo libre, merece que no se le trate como a un esclavo, sino con el mismo amor celestial, angelical y divino con el que Dios lo cuida. En otras palabras, conviértete en un ángel para el más necesitado.

Rector de la Universidad Pontificia de México
