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La voz del pastor

NUESTRA VOCACIÓN ES LA LIBERTAD

El Señor nos pide apreciar el gran don para todo ser humano, el don de la libertad, dice el apóstol Pablo que para ser libres, Cristo nos liberó; nos invita a no caer en la esclavitud provocada por el desorden egoísta de este mundo, es evidente,  está ante nuestros ojos el desorden egoísta del mundo, los problemas tan graves que tiene nuestro mundo, nuestro México, se derivan de ese desorden egoísta, por eso hay hambre, por eso hay violencia extrema, porque en el corazón humano va radicando el egoísmo, el apetito desordenado y extremo del dinero y del poder. 

 

Cuando una persona se pone como meta ser más que otros, tener más que otros viene este desorden; ahora en nuestro país en nuestro estado esto es más que evidente, como muestra la muerte de nuestros hermanos sacerdotes Jesuitas Javier y Joaquín, son solo la muestra de este desorden egoísta del mundo donde ya no cuenta el valor de la persona. 

 

El Papa Francisco en el Encuentro Mundial de Familias que se celebró en Roma hizo un llamado a todos, no solamente a los católicos, a recuperar en nosotros el valor de la vida humana, en todas sus etapas desde el seno materno hasta el último día de la vida natural del ser humano, está en juego este valor qué es el valor de los valores, la vida humana, en este momento con mucha facilidad se acaba con la vida humana, ¡Cuánto secuestro, cuánto desaparecido, cuánta muerte!, quiere decir que como sociedad estamos olvidando este valor, hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios. Matar a un ser humano no es desaparecer algo, es destruir a alguien, es borrar la presencia Divina en el mundo, porque ustedes y yo somos imagen de Dios, somos otro Cristo, somos su presencia, somos sus vicarios, hacemos las cosas de Cristo en la humanidad.

 

El apóstol Pablo nos recuerda que nuestra vocación es la libertad, para ser libres, Cristo nos ha creado, nuestra vocación es la libertad, porque solo el ser humano tiene como cometido amar y el amor se da en la libertad. 

 

Cristo decidió emprender un viaje a Jerusalén con todo lo que significaba ir a Jerusalén, su muerte, y Él llama para que lo acompañen, porque esa es la vocación, ser compañeros de Cristo en el viaje de la vida, ese viaje que tiene dificultades, ese viaje que tiene problemas que hay rechazos, que hay negativas, que hay agresión, que sientes la tentación de la venganza. Lo vimos en Santiago y Juan, ante el rechazo de un pueblo samaritano proponen violencia, que desaparezca ese pueblo, que llueva fuego y sea consumido, pero Jesús los reprende, no es así como se resuelve un problema, en el mal no hay proporción, nadie puede decir tú me haces algo y yo lo respondo, Jesús nos invita a este amor que no conoce proporciones, un amor desbordado y a eso nos llama el Señor.

 

Hermanas y hermanos, recuerden siempre que su vocación es a la libertad, que la familia tiene que ser un espacio de amor y no violencia, que nuestros pueblos nuestras colonias nuestra ciudad, nuestro país y el mundo entero, tiene que respirar la paz, no podemos seguir de esta manera, es tiempo de un alto, decir ¡No más!; pero ese tiene que ser un convencimiento personal, familiar, que cada uno en el corazón diga no a la violencia, no al éxito inmoral, no a la búsqueda egoísta del dinero y del poder, porque eso es lo que provoca el desorden egoísta del mundo.

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