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MARÍA COMO MODELO DE FE

“Dios te salve, llena de gracia, el Señor está contigo” Lc 1,28.

Estas palabras del ángel son dirigidas a María, en el momento de la anunciación, donde se le dice que ella ha sido elegida para ser la Madre del Mesías, por obra del Espíritu Santo. Lo curioso es que ella sin comprender este gran misterio de la encarnación del Hijo de Dios, responde con una fe libre y comprometida: “Aquí está la esclava del Señor, que se me suceda como tu dices” Lc 1,28. Sabemos que María es plenamente humana, una mujer sencilla, humilde y excepcional, a la cual podemos imitar, porque ella es modelo de esa fe con la que respondió, con la cual dio el sí al Señor. 

Nosotros también podemos imitar esa fe y ese sí; en este tiempo que estamos atravesando como sociedad. En el adviento ya hemos preparado nuestro corazón para recibir a Jesús, así como María y José, se prepararon para recibir a su Hijo, que humanamente les fue muy difícil, puesto que no tenían un lugar digno para el nacimiento del Altísimo, pero que a pesar de los problemas que pudieron haber tenido, se manifiesta una alegría, una serenidad y una paz en quien vive su fe plenamente en Dios, en que Él mismo no los dejaría solos, sino que, estaría con ellos siempre y así se manifiesta en nosotros con la alegría de la Navidad.

También se ve manifestada esa fe en María como cuando el niño Jesús es presentado en el templo, donde se encuentra a Simeón que le dice: “Mis ojos han visto al Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos, como luz para iluminar a las naciones” Lc 2, 30-32, “Y a ti misma una espada te atravesará el corazón” Lc 2, 35. Aquí es donde María nos muestra una fe inquebrantable.

María es nuestra maestra, la que nos enseña a que pongamos nuestra fe, y toda nuestra confianza en Dios, que creamos profundamente en que Él vendrá a reinar entre nosotros; y que nosotros también podemos creer en las palabras del ángel, a pesar de todas las dificultades que se nos presentan día con día y de todo lo que vivimos en la actualidad; podremos con generosidad responder todos los días a su llamado de realizar su voluntad, diciendo sí al Señor.

Recordemos que se manifiesta una alegría y una paz en quien vive su fe plenamente como María; que en este nuevo año que comienza, podamos seguir fortaleciendo nuestra espiritualidad, nuestro corazón para alcanzar así, nuestra felicidad.

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