Recientemente el Papa Francisco nos ha invitado a reconocer la presencia de los laicos y laicas, en virtud de su propio bautismo, instituyendo el ministerio laical del Catequista. También, en el mes de enero el Papa abrió a las mujeres los oficios de Lector y Acólito. Estas acciones concretas, vienen a reafirmar la invitación constante del Sumo Pontífice, para que los laicos tomemos el papel y responsabilidad que tenemos en la Iglesia y en el mundo por nuestro bautismo.
Son también diversas las acciones que se han estado realizando por parte del Vaticano, concretamente en el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, para promover la participación más activa de todos los bautizados, no sólo como ejecutores de planes pastorales, sino para ser tomados en cuenta en la gobernanza de la vida eclesial o para participar en los procesos de discernimiento y elaboración de las decisiones de la Iglesia.
Nuestra Iglesia de Monterrey ha dado pasos firmes al respecto, buscando ser una Iglesia sinodalidad con el apoyo indiscutible de los laicos; nuestro Arzobispo ha brindado espacios para que, hombres y mujeres ocupen responsabilidades dentro de la curia diocesana, así como la formación de consejos formados por laicos en diversas áreas pastorales y estratégicas de la vida diocesana. También, la gran mayoría de nuestra comunidades parroquiales, como lo indica el Código de Derecho Canónico, cuentan con un consejo pastoral y de economía.
Son muchos los avances que hay, sin embargo los retos siguen siendo elevados. Todo lo anterior debe consolidarse y no quedarse como una pantalla que haga solo aparentar que se cumple. Debemos seguir trabajando para que las estructuras estén operando activamente y con espíritu sinodal, sin clericalismos.
Recientemente en la página del CELAM, se compartió una entrevista realizada a Rafael Luciani, laico Venezolano y teólogo, integrante del equipo que asesorará a Roma en el Sínodo de la Sinodalidad a iniciarse en octubre de 2021 hasta 2023. En esta entrevista señaló Luciani: “No saldremos del clericalismo mientras no se reformen instituciones como el seminario y la parroquia. Sin embargo, esto sólo será posible si se logra reformar el ministerio ordenado, porque el clericalismo es un problema de la mala comprensión y ejercicio del poder eclesial, y eso se forma en el seminario y se fortalece en las parroquias”.
Los laicos, tenemos que poner nuestro granito de arena si queremos una Iglesia con gran confluencia de ministerios, carismas, dones y servicios unidos por la corresponsabilidad bautismal, y no sólo en torno al ministerio ordenado. Sería un error pensar que esto se lograría solo criticando aquello que no se esté cumpliendo, más bien, debemos de comprometernos y brindar lo mejor de nosotros al servicio de la Iglesia, del mundo, especialmente los más necesitados.
Para ello, los laicos tenemos tareas importantes que realizar:
– Tener espíritu evangélico en todas nuestras acciones e intenciones.
– Buscar la formación permanente, cristiana y social que responda a los problemas de nuestros tiempos.
– Ser responsables en nuestros compromisos y tareas.
– Buscar la unidad y la comunión en la fe y con los hermanos.
– Poner la creatividad al servicio de los desafíos del mundo actual.
– Ser voz y líderes católicos en los temas trascendentes de la sociedad.
– Cuidar las cosas pequeñas de todos los días.
– No tener miedo a los retos y generar esperanza.
– Tener pensamiento, propósito y alegría, no tener cara de funeral o de cuaresma sin Pascua.
– Dios debe de impregnar toda nuestra vida cotidiana.
Trabajemos juntos en este camino de Sinodalidad: buscando juntos un servicio pastoral y discernimiento comunitario según la voluntad de Dios.
Lic. En Comunicación y Desarrollo Organizacional Maestro en Métodos Alternos en Solución de Conflictos.