Existe una gracia singular que acompaña el caminar de todo ser humano: la comunicación. Don maravilloso presente desde el principio mismo de la creación, ya que la creación es en sí misma comunicación.
Es significativo el que los seres humanos disfrutemos de esta bendición, la cual nos acerca a Dios, brindándonos también la oportunidad de conocernos, convivir, crecer y trascender.
Esta gracia, debemos compartirla con alegría, especialmente a través de los medios de comunicación que “si son utilizados rectamente, proporcionan valiosas ayudas al género humano puesto que contribuyen eficazmente a descansar y cultivar el espíritu y a propagar y fortalecer el Reino de Dios” (Inter Mirífica 2).
Como sacerdote, me siento agradecido por la oportunidad que Dios, y los señores Arzobispos, me han brindado al permitirme ser parte de la historia de la comunicación, impresa y digital, de la vida de nuestra Iglesia de Monterrey, testimoniada desde hace 30 años en el periódico Pastoral Siglo XXI.
Que nuestro Señor, el Perfecto Comunicador del Amor Divino, nos conceda la gracia de seguir contando con un órgano informativo y formativo que acompañe el caminar de nuestra Iglesia, peregrina en Monterrey y en el mundo.
