En el mensaje de María de Guadalupe, Madre del Dios por quien se vive y Madre nuestra, el Amor de Dios nos invita a la construcción de la “casita sagrada.” El templo que pide Nuestra Señora se trata de un espacio donde se reúna su familia, la familia de Dios. Será un lugar de puertas abiertas a donde puedan acercarse todos los que sufren y necesitan de Dios, no se trata de un templo que muestre el poder de un pueblo, sino al contrario un templo donde se reúna la fragilidad humana, acogida por el amor de Dios manifestado en su Hijo Jesucristo, a través de la mirada maternal de María. Estas personas frágiles que se acercan a Dios en el Tepeyac son la familia de Dios, amada y fortalecida, redimida y sanada por Él.
De alguna manera, en María de Guadalupe, la familia es la destinataria del Amor divino. Sobre este amor se ha fundado la familia cristiana mexicana y latinoamericana y todas as familias cristianas y es esta familia la que ha enriquecido con sus frutos al pueblo mexicano. La familia cristiana mexicana es frágil, pero en su fragilidad es fuerte por su fe y cercanía al amor de María de Guadalupe. En esta fe ha sido construida la “casita sagrada” de manera que cada hogar mexicano cristiano es una capilla, una extensión de ese espacio dedicado a atender la fragilidad de las personas. La fortaleza del amor de Dios se manifiesta de manera extraordinaria y patente en el corazón de tantos abuelos, padres e hijos que han luchado por la familia olvidándose de sí mismos y echándose al hombro a su familia en momentos de grandes necesidades, crecimientos, delicadas decisiones, enfermedades, accidentes y tragedias y dando impulso al desarrollo de cada miembro.
En los tiempos actuales, aparecen, de forma intencional, información sobre la crisis de la “familia”, en muchas ocasiones presentando las dificultades, errores y heridas causadas por miembros de la propia familia, no podemos negar esta realidad. Pero tampoco podemos negar que en ocasiones las dificultades de las familias son tomados como pretexto para proponer la abolición de la familia. Desde ideas que consideran la familia como primera manifestación de la propiedad privada, o que la consideran cárcel opresora hasta ideas que la consideran como decisión económica y fuente de ingresos para el sistema. Estas ideas proponen una y otra vez negar o terminar con la familia cristiana sin considerar todos los frutos que ha aportado a la historia de nuestro pueblo.
En nuestros días, la familia cristiana se está convirtiendo en una clara profecía del amor de Dios por nuestro pueblo, por cada pueblo de la tierra, que en cada época, tiene que volver a aprender qué es la vida auténticamente humana, que la familia es la célula de la sociedad y hay que mantenerla sana y nutrida y volver a creer en que la familia cristiana es llamado del Amor de Dios en la vida concreta de cada persona.