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Historias de vida

INCANSABLE MINISTRO: EL PADRE JAVIER HERNÁNDEZ

Falleció el pasado 18 de marzo de este año, en las vísperas de la festividad de San José, el sacerdote Javier Hernández Navarrete (Tlacotepec, 1936). Estaba próximo a cumplir sus bodas de oro sacerdotales, pero el Señor lo llamó a su Casa porque así eran sus planes. Fue ordenado sacerdote en la Basílica del Roble junto con los presbíteros Elías, López, Xavier Oceguera, Genaro Gutiérrez, Jesús Querea, Rafael Guerrero, Rodolfo Villarreal y Hernán Zambrano (+).

Ingresamos él y yo al Seminario de San Luis Gonzaga en 1958, junto con  50 compañeros más. Javier Hernández tenía el don de los oficios manuales: mecánica, plomería y electricidad. Los había aprendido en la mina de Tlalpujahua, Michoacán. Continuamente se solicitaba su presencia cuando había algún desperfecto eléctrico o mecánico en la institución. Recuerdo que fue idea suya hacer una mesa de billar, ya en el Seminario de Corregidora, en San Pedro: desde preparar la madera, pulir la losa, conseguir el paño, hacer las buchacas y lo demás. En esa mesa alguna vez jugaron varios obispos mexicanos que vinieron a la bendición del Seminario Mayor, siendo nuestro arzobispo don Alfonso Espino y Silva, el culto pastor que diseñó el hermoso edificio.

¡Cuántos edificantes ejemplos y cuántas enriquecedoras enseñanzas tuvimos con maestros tan distinguidos como Juvencio González, Alfonso Hinojosa, Juan Díaz, Jorge Rady, Ernesto Chazalon, Jorge Marcos, Abelardo Hernández, Elías Álvarez, Jaime González, Joaquín Garzafox…!  El padre Javier nos invitó con nuestras esposas al espacio que una generosa familia le brindó en Salinas Victoria, donde fue párroco, luego de haber estado en las parroquias de La Luz, Guadalupe, Cristo Rey de la Paz y Los Ramones, y antes de las de Huinalá y San Rafael. 

Fueron muy certeras las palabras de monseñor Rogelio Cabrera López, nuestro digno Arzobispo, quien acerca de su persona dijo: “El padre Javier se distinguió por su servicio y entrega en su ministerio sacerdotal”. Por muchos años, capellán de las Hijas de María Inmaculada de Guadalupe y fundador del grupo Misioneros de Monterrey, quienes lo velaron y despidieron en la Basílica del Roble con música y cantos, antes de la misa de exequias que oficiara Mons. Heriberto Cavazos Pérez, obispo auxiliar de Monterrey. ¡Descanse en paz el sacerdote misionero!  

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