Este pasado viernes 7 de junio, se llevó a cabo la solemne eucaristía, dentro de la cual fue elevado a santuario la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús en el Centro de Monterrey.
Al inicio de la celebración, se leyó el decreto mediante el cual fue elevado a esta dignidad esta hermosa iglesia.
En su mensaje, el Arzobispo de Monterrey, compartió una reflexión sobre el mensaje que el Señor le dio a Santa Margarita María Alacoque.
“Hay una sola cosa que necesitamos que nos repitan, que necesitamos oírla reiteradamente: yo te quiero, yo te amo, cualquier otra palabra, cualquier otra frase puede fastidiar su repetición, pero esta es siempre bien escuchada. Y por qué razón es una palabra perdurable, por qué la pronunció el mismo Dios, porque desde que creó al mundo, lo hizo por amor”.
“Ahora estamos recordando que hace 350 años, el Señor le habló a Santa Margarita María Alacoque, le habló sobre el amor. El amor que viene de Él, incondicional, del límite del amor humano, pero siempre un mensaje de esperanza: se puede reparar, se puede recuperar, el amor es el único que se reinventa y se recupera, muchas cosas se pierden y no vuelven más. El amor tiene esta gran capacidad, porque es una realidad viva”.
El Arzobispo de Monterrey, resaltó tres momentos del mensaje del Sagrado Corazón a Santa Margarita.
“El primer momento: <<Yo amo a la humanidad>>, eso lo reiteró el Señor, porque el que ama primero ve lo positivo, primero ve a la persona que quiere y es así como Dios ha dicho que ama a la humanidad”.
“El segundo momento, que obliga también a mirar es el límite del amor humano. En contraste con el amor divino, y si el Señor le contrasta su amor con nuestro amor, nos es para menospreciar lo que nosotros podemos regresarle, sino para animarnos”..
“Por eso el tercer momento, se puede reparar, la humanidad siempre tendrá la posibilidad de recuperar el amor, aunque parezca todo perdido, como decía el Papa Benedicto, el mal no tiene la última palabra. La última palabra la tiene el que la que siempre permanece: Dios es amor”.
Con la gracia de Dios, como un regalo e incentivo, a todos los que se unan a esta intención, el Santo Padre Francisco, a través de la penitenciaria apostólica ha concedido a partir de este 7 de junio, en perpetuo, indulgencia plenaria para todos los fieles que con devoción acudan a este santuario y dediquen al menos 5 minutos a la oración por el incremento de las vocaciones sacerdotales y por la santidad de quienes ya son sacerdotes, para ganar esta indulgencia deberán de cumplirse con las obligaciones del derecho unidas a esta intención.
Lic. En Comunicación y Desarrollo Organizacional Maestro en Métodos Alternos en Solución de Conflictos.