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EL MEJOR REGALO: INVERTIR EN RECUERDOS

Aquí de nuevo el ajetreo que huele a diciembre y con ello el sentir de la ausencia de quien ya no está. Ese lugar vacío en casa, en la mesa, en nuestras vidas es el contraste con la felicidad que generan estas fechas.  

El Covid como tal se convirtió en villano o maestro en nuestra historia. Como villano al arrebatarnos a familiares, esposo, esposa, hijos, amigos…silencioso y certero desde el 2020 incrementó día con día los decesos, causando un gran sufrimiento y dolor en miles de personas a nivel mundial.

Como maestro, al mostrarnos que el mañana no es seguro … al exhibir en gran medida el poco cuidado de la casa común que es el planeta. Al dejar para mañana un Te amo, un Perdóname, un gracias, y/o  posponer muchas cosas, tareas o compromisos.

¿Y qué propone?, me interroga una persona en consulta. Directa y sin rodeos, le contesté    crear un banco de recuerdos. Aquellos que nos hagan esbozar una sonrisa, o arrancar una carcajada. O nos permitan aplaudir por sus hazañas,  logros, enseñanzas y sobre todo sentir en nuestro corazón que la persona muere físicamente , pero no en nuestro pensamiento.

El mejor tributo a quien muere es recordarlo, honrarlo… observamos muchas esculturas, bustos y figuras de artistas y personajes para homenajearlos, ¿y nosotros? , podemos crear ese banco de recuerdos.

¿Y qué son los recuerdos?, una restauración de lo pasado a partir del material conversando en la memoria, en él uno se acuerda de objetos, personas o experiencias vividas. Citan los especialistas que éstos pueden provenir de una impresión o imágenes. Y estos pueden ser trágicos, felices  tristes, cómicos, etc.

Los neurocientíficos mencionan que son configuraciones de conexiones almacenadas entre las neuronas del cerebro y las clasifican en dos tipos. Declarativos, el olor de un perfume, flores o comidas y no declarativos son acciones que llevamos sin pensar conscientemente o por pasos, cómo andar en bicicleta.

En nuestro cerebro tenemos miles de millones de neuronas, cuya estructura es testigo de los cientos de estímulos a los que nos exponemos cada día, así en nuestra niñez, adolescencia, juventud, adultez y tercera edad. Y podemos ser selectivos de ellos de acuerdo con nuestro interés o lo que nos hicieron sentir.

Por ejemplo, vimos en la película Intensamente como Riley almacena recuerdos de Alegría y que conforme a las experiencias y a la edad, aparecen la tristeza, ira, miedo y desagrado. Sin embargo, la alegría junto con la tristeza, ponen a salvo al personaje que atraviesa la adolescencia y que ante el duelo por mudanza escapa de casa.

Mientras que en Peter Pan observamos como el Abuelo desea fervientemente recuperar un costalito con unas esferas, puesto que estas eran para él lo más valioso de su existencia: sus recuerdos.

¿Y nuestra memoria solo es depósito de recuerdos?, -No- comentaron en un programa de radio que escuché hace tiempo, son más los olvidos que los recuerdos, quiero pensar que por eso en una entrevista que nos dio María Félix a su llegada a Acapulco, hace algunas décadas,  dijo que a nada le temía,  solo el ser olvidada.

Tema que tocó la tan admirada película de Coco que puso como tema central que solo los que mueren y son recordados visitan de manera peculiar su casa cada año, de acuerdo con las tradiciones mexicanas, entre flores, altares y comidas.

 

 

Es por ello la invitación a abrir y derrochar en este diciembre el ahorro del Banco de los recuerdos, ya que puede ser el mejor regalo para quienes afrontan la pérdida de un ser querido. Posterior a las oraciones emitidas por el Nacimiento de nuestro Salvador, contaremos anécdotas, en lenguaje positivo, de ese ser que físicamente ya no está pero que vivirá por siempre en nuestro pensamiento. Se vale reír, llorar, escribir, encender un cirio, poner más luces al pino, dejar ir un globo blanco, pero sobre todo amar ya que el amor es eterno y de ello si se vale contagiar.

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