Ciudad del Vaticano (www.pastoralsiglo21.org) 1 mayo del 2019.- En la catequesis de hoy, el Papa Francisco habló sobre la penúltima invocación de la oración del Padre Nuestro “No nos dejes caer en la tentación”.
Dijo que el Padre Nuestro comienza de manera serena: nos hace desear que el gran plan de Dios se cumpla entre nosotros. Luego mira a la vida y nos pregunta qué necesitamos cada día: el «pan cotidiano». Luego la oración se dirige a nuestras relaciones interpersonales, a menudo contaminadas por el egoísmo.
“Cuando el mal aparece en la vida del hombre, Dios lucha a su lado, para que pueda ser liberado. Un Dios que siempre combate con nosotros, no contra nosotros. Es en este sentido que nosotros rezamos el Padre Nuestro”, dijo.
Es en ese tiempo de la prueba suprema, precisó el Santo Padre, que Dios no nos deja solos.
Recordó el pasaje de la Escritura cuando Jesús se retira a orar en Getsemaní y su corazón es invadido por una angustia indecible y pide la cercanía de sus amigos: «¡Quédate aquí y vigila conmigo!
Pero, en cambio, el hombre duerme y Dios vela. Esa noche de dolor y lucha es el último sello de la Encarnación: Dios viene a visitarnos en nuestras profundidades y en los dramas que llenan la historia.
“Oh Dios, aleja de nosotros el tiempo de la prueba y de la tentación. Pero cuando llegue este tiempo para nosotros, muéstranos que no estamos solos, que Cristo ya ha asumido el peso de esa cruz y nos llama a llevarla con Él, abandonándonos confiados al amor del Padre”, dijo.
Finalmente, expresó: “Pidamos al Señor que aleje de nosotros todo tipo de tentación y que sepamos percibir su presencia a nuestro lado en todo momento de nuestra vida. Dios siempre nos acompaña y hace más ligero el peso de nuestra cruz”.