“Solo quien es seguro de sí mismo es capaz de escuchar y estar abierto a las ideas de los demás”, solía decir un maestro de una clase de psicología. El escuchar es un arte que no solo es esencial en el tema de la comunicación, es un valor que nos hace respetar la dignidad de los demás; me atrevería a decir la siguiente aseveración, dime cómo escuchas y te diré quien eres.
El Papa Francisco al presidir el pasado mes de octubre, la Misa de apertura del Sínodo de los Obispos 2021 invitó de manera especial a vivir tres actitudes: encontrar, escuchar y discernir, las cuales están estrechamente entrelazadas, pero creo que, para encontrar y discernir necesitamos primero saber escuchar.
En este tema, la pregunta clave es ¿Qué tan bueno somos para escuchar?, algunos especialistas en este tema coinciden en que hay tres características que nos dicen con claridad cuando una persona no sabe escuchar:
1.- Cuando una persona interrumpe a su interlocutor, no está escuchando.
2.- Cuando una persona está pensando qué responder mientras el otro habla, no está escuchando.
3.- Cuando una persona no valora a su interlocutor o no considera importante lo que se le dice, difícilmente escuchará.
Escuchar, requiere mucha humildad, saber que todos tenemos una misma dignidad, y algo importante que decir, desde los diversos entornos, desde las diversas experiencias y realidades. Humildad para no solo escuchar a los que piensan igual que uno mismo, o a los que considero importantes o que tienen algún tipo de poder.
Recientemente al acudir a la Misa dominical, el sacerdote compartió en su reflexión una invitación que una religiosa hizo a un grupo de sacerdotes, precisamente a escuchar, pero sobre todo hacerlo con aquellos que “no piensan del todo igual que nosotros”, por ejemplo, escuchar a los grupos de personas que se manifiestan en marchas con temas contrarios a nuestros valores, ¡Pero escucharlos de corazón!, ¿Qué hay detrás de esas personas? ¿Qué hay detrás de sus peticiones? ¿Necesidad de sentido de trascendencia? Tal vez necesidad de reconocimiento, de reencontrar su dignidad, de encontrarse con la verdad y el amor.
Escuchar no es fácil, pero el Espíritu Santo a través del sucesor del Apóstol Pedro nos invita a ello. Escuchemos a Dios que nos quiere hablar, escuchemos nuestro interior, aceptando nuestra historia y proceso con verdad, seamos apóstoles de la escucha, que nuestro prójimo tiene mucho que compartir.
En Pastoral Siglo XXI, queremos sumarnos a esta misión de la escucha, te dejamos nuestros contactos para que ya sea por medio de correo, mensaje de voz o nuestras redes sociales te pongas en contacto con nosotros. ¡Tú voz es importante para nosotros!
Lic. En Comunicación y Desarrollo Organizacional Maestro en Métodos Alternos en Solución de Conflictos.