En pleno año 2022, donde siguen los avances tecnológicos y muchos de ellos en materia de comunicación, se sigue señalando como uno de los principales problemas familiares, de pareja, laborales y de cualquier tipo de relación interpersonal, la falta de comunicación. Estoy convencido que, nuestra fe cristiana nos da unas bases fuertes y valores que nos ayudan a lograr una mejor comunicación.
El Papa Francisco dijo al sociólogo Frances Dominique Wolton, especialista en medios de comunicación que “No es posible comunicar sin humildad”, añadiendo “se trata de una regla: si yo no salgo de mí mismo para ir en busca de otro ¡No hay comunicación posible!”.
Cuando una persona intenta comunicarse sin escucha y pensando que todo lo sabe de sí, de los otros, incluso de las verdades religiosas, le costará encontrarse con los demás, con su familia, amigos, pareja, incluso le costará encontrarse con Cristo. El que es humilde atiende, escucha, dialoga, busca comprender y ver lo bueno de los demás, por una simple y sencilla razón, sabe que su interlocutor, tiene el mismo valor y dignidad, independientemente de lo que tenga, haga o sepa.
Las relaciones humanas son complejas, nos toca enfrentar problemas, experiencias dolorosas que nos dejan con resentimientos, heridas y no pocas veces con falta de un sentido de vida profundo y verdadero, esto en ocasiones nos lleva a actuar de manera equivocada. Pero no podemos juzgar a las personas, porque sólo Dios puede leer en profundidad sus corazones. Ciertamente podemos amonestar a quien se equivoca, denunciando la maldad y la injusticia de ciertos comportamientos, con el fin de liberar a las víctimas y de levantar al caído. Pero esta comunicación debe ser misericordiosa, nuestra primordial tarea es afirmar la verdad con amor (cf. Ef 4,15). Sólo palabras pronunciadas con amor y acompañadas de mansedumbre y misericordia tocan los corazones de quienes somos pecadores. “Palabras y gestos duros y moralistas corren el riesgo de hundir más a quienes querríamos conducir a la conversión y a la libertad, reforzando su sentido de negación y de defensa”, (P. Francisco 50 JMCS)
Y finalmente, considero que para comunicarnos mejor es necesario la valentía creativa; esto quiere decir no tener miedo de crear, apostar y dirigir la mirada a lo que realmente es importante. Por ejemplo, si una persona se equivoca, lo importante no es su equivocación, lo importante es la persona. “La valentía creativa transforma un problema en una oportunidad, anteponiendo la confianza a la Providencia” (Patris Corde, 5). La valentía creativa busca el “cómo sí” lograr lo que es bueno y justo.
Nuestro Periódico cumple 30 años, todos los que hemos participado en este llamado de Dios, hemos buscado comunicar el Evangelio, atendiendo las necesidades pastorales de cada época, también cada uno con su estilo, talentos y oportunidades. Hoy la Iglesia, el Papa, nuestro Obispo, nos invitan a la sinodalidad, a caminar juntos, escucharnos y acompañarnos, nos encomendamos a su oración, para seguir esta misión, comunicando la verdad con humildad, con misericordia y valentía creativa.
Lic. En Comunicación y Desarrollo Organizacional Maestro en Métodos Alternos en Solución de Conflictos.