Artículo del Padre Rodo García.
“Sé santo luchando por el bien común y renunciando a tus intereses personales”
(Francisco, Gaudete et exsultate 14)
La jornada electoral que estamos por vivir tiene una complejidad particular: además de que elegiremos presidente, senadores y diputados, 30 estados tendrán elecciones locales, ocho de los cuales elegirán gobernadores para su lugar; hay en juego más de 3 mil 400 cargos; a la complejidad organizativa que tiene un evento de tal magnitud, se le suman otras razones que hacen que esta sea una de las elecciones más complejas que vive nuestro país… y estamos ahí con nuestra fe…
Una notable decepción del tema político ronda el ambiente y muchos ciudadanos no encuentran claro el rumbo que se puede dar al país; al tema de la corrupción de los políticos se suman un sistema democrático frágil y unos partidos políticos desdibujados, no habríamos imaginado algunas alianzas partidistas que se dieron en estas elecciones ni que un instrumento ciudadano como el de las candidaturas independientes pudiera ser acusado de las ilegalidades que se daban a los antiguos partidos.
Analistas serios hablan de una “diabetes del sistema democrático”, poco a poco el sistema político deja crecer una enfermedad invisible, imperceptible, que no alarma, pero que carcome la vida lentamente. El gran desinterés en las cuestiones públicas, el comenzar a apostar por vías no institucionales y a veces violentas carcome un sistema que, si bien no es el mejor, es el mejor de los que tenemos. La democracia ha sido una de las mejores respuestas que hemos dado; no es el sistema democrático lo que no funciona, sino la capacidad de cada ciudadano para vivir democráticamente.
Ya sabemos que muchas personas relacionan la palabra “política” con malas prácticas, lo que contribuye a afianzar la falsa creencia de que política y fe, espiritualidad y bien común, Iglesia y estado son opuestos que no se tocan.
Podemos encontrar católicos que no se envuelven en política, y políticos que no llevan su propia fe a la vida pública relegando sus valores a la vida privada. Pero la ciudad requiere el cuidado de todos, el interés de todos y por todos, de allí que participar se vuelve una necesidad urgente para todos, y para el católico un deber moral.
La Iglesia vive hoy una renovado y genuino interés por los temas de la vida pública y el Espíritu Santo nos va guiando a fortalecer los caminos que velan por el medio ambiente, la política, la justicia, el diálogo interreligioso y otros muchos temas. De hecho, recientemente el Papa escribió una exhortación apostólica invitando a cada uno a encontrar un camino de santidad en la trinchera cotidiana que vive; nos recuerda que se puede ser santo “luchando por el bien común” (GE 14) y que “no podemos plantearnos un ideal de santidad que ignore la injusticia de este mundo” (GE 101). ¿Podría vivirse una vida cristiana genuina sin velar por la ciudad, o mejor dicho, por los intereses comunes de ciudadanos que uno a uno formamos la ciudad? Hoy es una urgencia participar activamente en la vida política de la ciudad.
Si bien el voto es la clave del sistema democrático, no es el único modo de participar, sino simple y llanamente el modo más básico, y por eso uno de los más importantes. Hay que salir a votar en esta jornada, tenemos una gran tarea por delante: un discernimiento personal para decidir nuestros votos (no es solo un voto, ni votar en bloque es la mejor opción); hay que favorecer un discernimiento comunitario cuando es posible; informémonos unos a otros, miremos con buenos ojos la participación política, con esperanza real; alentemos a quienes participan como candidatos a llevar sus valores a la arena pública; seamos atentos a la veracidad de la información; comprendamos el funcionamiento de las elecciones y su lenguaje; ten listos tus documentos y decide el horario en el que acudirás a votar y con quiénes lo harás… y como dice nuestro Arzobispo: “Que todo lo que hagamos, el voto y nuestra participación social y política postelectoral, esté motivado por el amor” (Cabrera, Instrucción Pastoral Participar en política, 44).
Pero tu voto no es todo… después de las elecciones se espera de nosotros una continua participación para seguir construyendo la ciudad y el país que queremos. Que no nos venza la apatía ni la decepción, como a quien no tiene esperanza. En el tema de la ciudad y de la participación política, como dice Bernardo Kliksberg: “más vale encender una vela que maldecir a la oscuridad”.
Padre Rodolfo García Martínez
Sociólogo
Lic. En Comunicación y Desarrollo Organizacional Maestro en Métodos Alternos en Solución de Conflictos.