Eslovaquia (www.pastoralsiglo21.org) 24 de agosto del 2018.- Anna Kolesárová murió defendiendo su castidad pronunciando las siguientes palabras: “¡Adiós papito! ¡Jesús, María, José!”.
Era 1944, la Segunda Guerra Mundial y la noche antes de su muerte había ido a misa para fortalecerse con la comunión.
La muchacha, que en ese entonces tenía 16 años, acostumbraba vestirse de negro y cuando una vecina le preguntó la razón, respondió: “Tengo miedo de que me vean. Los soldados no deben saber que soy joven”.
Llegaron los soldados comportándose como bestias y uno de ellos entró a la casa de la familia Kolesárová, cuyos miembros y otros aldeanos estaban escondidos en la bodega. El padre pensó que el soldado estaba buscando ayuda y le pidió a Anna que le diera algo para comer.
La muchacha obedeció, narra su biografía, pero “el soldado se dio cuenta rápidamente que bajo esa gruesa tela oscura no se ocultaba una persona adulta, sino una jovencita. Hermosa y pura”.
Entonces el hombre comenzó a murmurar palabras obscenas y le dijo “entrégate o morirás inmediatamente”.
La muchacha se negó porque no quería cometer semejante pecado y el soldado lleno de ira le apuntó con su arma y gritó: “¡Dile adiós a tu padre!”.
Mientras tanto, su padre rezaba a Dios y escuchó el grito de su hija: “¡Adiós papito! ¡Jesús, María, José!”.
Los disparos le causaron dos heridas mortales. Al día siguiente, los hombres del pueblo construyeron un ataúd para depositar el cadáver de la mártir y la enterraron por la noche, sin la presencia de un sacerdote ni ceremonias debido a las dificultades.
La ceremonia de beatificación se realizará en el Estadio Lokomotíva de Kosice (Eslovaquia) y será presidida por el nuevo Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, Cardenal Giovanni Angelo Becciu.