Roma (www.pastoralsiglo21.org) 6 de mayo del 2019.- Organizado por el Instituto Sacerdos de Regina Apostolorum y el Grupo de Investigación e Información Social-Religiosa, se inauguró la XIV edición del “Curso sobre Exorcismo y Oración de Liberación”, al que asistieron sacerdotes de la Arquidiócesis de Monterrey.
Los asistentes fueron el Pbro. Elías Juárez Sepúlveda, párroco san Genaro en Santa Catarina, padre Israel Luna Guerrero y el padre Daniel Obregón González, de Comunidad Familia y Juventud; también asistió César Jerónimo Mendoza Vargas, laico asesor de la Oficina de Religiosidad Popular y Devociones de la Arquidiócesis de Monterrey.
El curso, dirigido a sacerdotes, laicos comprometidos y profesionales, propone una investigación académica e interdisciplinaria sobre el exorcismo y la oración de liberación, un tema que a veces puede resultar oculto y controvertido.
Debido a que en ocasiones el tema de la curación espiritual se enfrenta a una actitud de superstición y sensacionalismo, el curso tiene como objetivo cambiar esta mentalidad y enfatizar que las víctimas de enfermedades espirituales deben recibir ayuda con todos los recursos posibles.
En un exorcismo o en una oración de liberación, uno se imagina a un sacerdote que lucha solo contra el maligno, cuando en realidad no hay división entre los sacerdotes con poderes superiores y con menos poderes, en el Iglesia esta división no existe, declara el Pbro. Luis Ramírez, del Instituto Sacerdos de la Universidad Pontificia Regina Apostolorum, uno de los organizadores del curso.
El exorcista es nombrado por el obispo y no lucha solo contra el diablo, es toda la iglesia y el cuerpo místico de Cristo luchando contra el mal. El exorcista es el único que puede ejercer o llevar a cabo el ritual del exorcismo, pero debe estar acompañado en este camino por toda la Iglesia y por una serie de profesionales, como médicos y psicólogos, que lo ayudan con su experiencia y conocimientos.
Un análisis claro del problema ha reducido considerablemente el número de personas consideradas poseídas, que hoy podemos decir que son muy pocas. La fase de discernimiento y análisis es fundamental para distinguir la posesión demoníaca de otros factores, tales como alteraciones de drogas o enfermedades nerviosas.
“En la fase de evaluación es necesario ser realistas, sin subestimar los fenómenos demonológicos, porque el diablo existe y hay casos reales y concretos», señaló.