Ciudad del Vaticano (www.pastoralsiglo21.org) 8 de febrero del 2019.- En su homilía de la misa celebrada hoy temprano en la capilla de la Casa de Santa Marta, el Papa reflexionó sobre el martirio de Juan el Bautista.
Dijo que el testimonio de Juan, un gran hombre y santo, fue el de morir en el anonimato, “como tantos mártires nuestros”, comentó el Papa Francisco. Y sin embargo lo conocemos ahora todos.
La vida sólo tiene valor al donarla, al donarla en el amor, en la verdad, al donarla a los demás, en la vida cotidiana, en la familia. Donarla siempre. Si alguien toma la vida para sí mismo, para custodiarla, como el rey en su corrupción, o la señora con el odio, o la joven, la muchacha, con su propia vanidad, un poco adolescente, inconsciente, la vida muere, la vida termina marchitada, no sirve.
Finalmente, el Papa pidió abrir el corazón, pues el Señor nos habla a través de estas figuras. “Juan donó su vida, yo, en cambio, debo disminuir para que Él sea escuchado, sea visto, para que el Señor se manifieste”.